Padre, hoy quiero detenerme un momento y agradecerte por todo lo que me das. A veces, en la prisa del día a día, olvido reconocer lo bendecida que soy.

Gracias por la vida, por la salud, por mi familia y por cada persona que has puesto en mi camino. Gracias por los momentos buenos que me llenan de alegría y por los difíciles que me hacen crecer.

Ayúdame a ver siempre el lado positivo, a ser agradecida incluso en la adversidad y a recordar que cada día es un regalo. Que nunca me falte un corazón agradecido.

Amén.

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