Amado Padre, en este día te entrego mis preocupaciones y temores. Sé que en mi debilidad, Tú eres mi fortaleza, y en mi incertidumbre, Tú eres mi guía.

Dame el coraje para enfrentar los desafíos que se presenten, la confianza para saber que nunca estoy sola y la paciencia para esperar tus tiempos perfectos.

Ayúdame a recordar que incluso en los momentos más difíciles, Tú estás trabajando en mi vida. Gracias porque sé que contigo siempre encontraré una salida, y porque tu amor es mi refugio en cada tormenta.

Amén.

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