Amado Dios, en esta cuarta semana de Adviento, te agradezco por la luz que traes a nuestras vidas a través de tu Hijo, Jesús. Te pido que nos ayudes a abrir nuestros corazones para recibirlo con alegría y amor.
Que, al encender la cuarta vela de nuestra corona de Adviento, recordemos la importancia de la paz y la esperanza que Él nos ofrece. Que podamos ser instrumentos de tu paz en el mundo, llevando amor y compasión a quienes nos rodean.
Te agradezco por María, nuestra Madre, quien nos enseña a esperar con fe y confianza. Que su ejemplo nos inspire a vivir en la espera activa de tu llegada.
Amén.